Segundo Volador

El Segundo Volador fondeó en el puerto de Pensacola el 25 de marzo, traía desde La Habana caudales y fusiles. Por la noche se levantó mucho viento, y aunque la goleta fijó sus amarras, fue garreando en dirección a la restinga de los Calafates.

Viéndose en peligro, disparó cañonazos de auxilio que fueron desatendidos, probablemente porque la mar estaba peligrosa para la navegación de las embarcaciones menores y el resultado fue tocar de popa en la restinga, donde en pocos momentos quedó tumbada y deshecha. La gente pasó el resto de la noche agarrada a la borda que la abrigaba de los golpes de mar.

Al amanecer llegó en su auxilio un guairo, pero por el aspecto de la rompiente no se determinó a acercarse ni a mandar su bote, con el temor de aumentar las desgracias. Tampoco los náufragos de la goleta pudieron comunicarse con el guairo, que quedaba a barlovento.

El comandante se arrojó a nado con un cabo en la boca que pudo amarrar en el barco de auxilio. Gracias a él se salvó su gente, a excepción de un cabo y un soldado. El comandante fue absuelto de cargo y elogiada su conducta. Los prácticos que amarraron la goleta fueron sentenciados a un año de campaña como marineros sin sueldo.